La compleja circunstancia del barco «Aquarius»

Más de 800 personas han muerto o desaparecido en el Mediterráneo en su intento de llegar a Europa desde principios del 2018, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones. Sólo en los últimos seis meses más de 44.000 personas han llegado al continente y la gran mayoría lo ha hecho en peligrosas travesías por mar, como los más de 600 inmigrantes rescatados hace pocos días por las ONG SOS Mediterranee y Médicos Sin Fronteras a bordo del Aquarius.

Para Catherine Woollard, el ofrecimiento del gobierno español porque la embarcación atracara en Valencia fue ‘muy importante’. ‘Creo que lo que hemos visto es que el nuevo gobierno español ha reconocido que no es momento de juego político cuando hay un barco con 600 personas en medio del mar’, afirma, añadiendo que el que le gustaría ver ahora es una política europea de migración y asilo. Además, destaca que el caso del Aquarius ‘demuestra que hay que encontrar soluciones colectivas’ y cree que es sobre este punto donde el gobierno español, junto con los otros estados, tiene que trabajar para ‘intentar encontrar una aproximación más sostenible en las cuestiones de migración y asilo’. Para ella, esto implicaría una reforma adecuada del sistema de asilo pero que permita pedir protección ‘de forma continuada en Europa’, así como un cambio hacia ‘vías legales y seguras’ para evitar que los inmigrantes cojan rutas y travesías ‘peligrosas’.

El extremismo político no ayuda

A pesar del incremento en algunos países ‘del voto de partidos extremistas’, matiza, en paralelo ha habido una ‘oleada de generosidad’ en Europa. ‘También hemos visto una reacción positiva de las sociedades europeas’, asegura, y menciona las asociaciones por la acogida de refugiados que ‘a menudo’ trabajan con las autoridades locales. ‘Esto nos da esperanza por ahora, ya hemos visto reacciones políticas negativas sobre migración pero también multitud de contrarreacciones positivas, como en la reciente crisis con la Aquarius, cuando la gente, incluyendo siete alcaldes de ciudades portuarias, dijeron a Salvini que Italia tenía la obligación de acoger los inmigrantes rescatados’, expresa. ‘Es una tendencia que vemos en toda Europa, también en España’, concluye.

Precisamente en relación a la negativa a abrir los puertos italianos de Salvini, el comisario europeo de Inmigración, Dimitris Avramopoulos advertía hace pocos días que si ‘el espíritu europeo’ no prevalece ‘Europa tendrá problemas y todo el proyecto europeo estará en peligro’. La cumbre de los próximos 28 y 29 de junio es la última reunión prevista en Bruselas entre los 28 antes del otoño y uno de los puntos que abordarán será precisamente qué política migratoria de asilo tiene que adoptar la UE y si existe o no el consenso suficiente. Entre los puntos a debatir, hay la posibilidad de reformar el reglamento de Dublín, que marca que la petición de asilo tiene que ser gestionada al sido miembro donde primero llega el inmigrante. Esta realidad implica, en la práctica, que el volumen de gestión de solicitudes se acumule en Grecia y en Italia, la principal puerta de entrada en Europa desde el Mediterráneo, y los inmigrantes tengan que esperar meses en campos de refugiados su suerte.

Más ‘reconocimiento’ en regiones y ciudades

Woollard se muestra escéptico respeto la posibilidad que los estados lleguen a un acuerdo sobre la reforma del sistema de asilo y voz improbable que cambie la próxima semana. A pesar de defender que hay que reformar el sistema de asilo porque es ‘disfuncional’, también piensa que ‘es mejor no tener que tener una reforma mala’.

La secretaria del Consejo Europeo por los Refugiados asegura en declaraciones a la ACN que las ONG han visto un rol ‘extremadamente positivo’ de regiones, ciudades y municipalidades y cita el caso de Valencia con el Aquarius, la contribución ‘positiva’ de Barcelona u otras ciudades ‘donde la gente se ha manifestado para acoger más refugiados’. Por el contrario, se muestra crítica con el gobierno de Rajoy, puesto que los refugiados ‘no podían acceder’. La Unión Europea, argumenta,‘”tendría que explotar, utilizar y reconocer el papel importante’ de las autoridades locales de todo tipo y sugiere, por ejemplo, que podría hacerlo proveyendo financiación directa.

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